Jorge Hernández: Las lecciones que deja la LPB 2018
Para nadie ha sido un secreto que, pese a la fiesta que montó Guaros alzando el bicampeonato en casa versus Trotamundos de Carabobo, dejó más sombras que luces.
Las más recientes temporadas han dejado muchas cosas que resolver como: los múltiples inconvenientes para la entrega de dólares a los equipos para poder llevar a cabo una temporada de la Liga Profesional de Baloncesto “sin novedades”, una ronda regular muy reducida para evitar las sanciones de parte de la FIBA, condiciones de campeonato bastante turbias (dígase el caso del tercer juego de la final donde es expulsado Gregory Vargas y éste acude a tribunales ordinarios para apelar), una disputa de un partido final que debió decidirse en la mesa y no en el tabloncillo…
Y un equipo de Gaiteros del Zulia que debió disputar sus encuentros de local en la casa del equipo rival por no contar con el Belisario Aponte de Maracaibo en las condiciones mínimas para realizar este tipo de espectáculos.
Cada uno de estos atenuantes ha hecho que dicha campaña, por más que haya habido llenazos espectaculares en las canchas no han causado más que daños severos al seno del baloncesto rentado nacional. Pese a ello, la gente no ha dejado de alentar a sus divisas a lo largo de estos meses, sin importar cualquier factor externo que haya atentado contra su bolsillo y contra su sentimiento a los colores que siente.
Ha llegado el momento que cada uno de los integrantes de la junta directiva de la FVB y de la LPB, no piensen en tomarse unas “pequeñas” vacaciones ya que, desde ya, hay muchos temas que resolver para no hacer una de las cosas más típicas del venezolano: dejar todo para último momento. Medios de comunicación, jugadores, empleados de la liga y, sobre todas las cosas, el aficionado, merece un espectáculo de altura.
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