Jorge Hernández Fernández: Los valores en la sociedad

Jorge Hernández Fernández-. Cuando observamos la realidad de lo que ocurre con los valores en nuestra sociedad, podemos apreciar, que de una u otra forma, estos, a pesar de ser importantes para el buen desenvolvimiento de nuestra cotidianidad, y en general, para nuestro propio ser, ya no ocupan el lugar que ocupaban anteriormente en la lista de prioridades de las personas. 

Partiendo del hecho de que la familia es la base de la sociedad, y que es precisamente en esta, donde se dan las más importantes enseñanzas a los jóvenes para que luego, en la calle, en la escuela, o en donde desarrollen sus actividades las refuercen, al no funcionar la familia como entidad fundamental en la actualidad, es normal que los valores no estén presentes en los jóvenes, pues no tienen ejemplos que seguir.

Esto es una generalización, sin embargo, la verdad es que aunque la familia no esté formada a día de hoy como lo era anteriormente, siempre se debe procurar impartir una formación de altura a esos seres que el día de mañana tendrán en sus manos el destino de la sociedad.

Uno de esos sitios donde se busca reforzar e impartir valores es en las escuelas deportivas, como por ejemplo, las escuelas de béisbol menor. Ellas funcionan como un excelente agente educativo, donde, no solo se imparten técnicas que permiten dominar este deporte, sino que también, se logra a través de la combinación entre sana competencia y juego en equipo, que el niño comience a familiarizarse con la verdad de la vida, que entienda que necesitará trabajar con otros para lograr objetivos en común, como en el caso de una victoria, pero también, deberá dar lo mejor de sí, para de esta manera, lograr destacar y ser un agente de referencia entre sus compañeros y poder llamar la atención de los equipos profesionales.

De aquí la importancia de que los jóvenes pasen su tiempo libre en lugares que les permitan crecer de forma integral, y convertirse en agentes de cambio para una realidad tan dura y complicada como a la que nos enfrentamos día a día.

Por Jorge Hernández Fernández