Jorge Hernández Fernández: Fin del recreo

Luego de las pausas decembrinas y con inconvenientes de toda clase, el baloncesto venezolano tiene bastante que hacer para que la LPB 2019 sea exitosa.

Dólares, equipos con problemas financieros, equipos sin sede, cambios de fechas, una ronda regular reducida y un sin fin de contratiempos marcaron la temporada 2018 de la Liga Profesional de Baloncesto (Liga Bandes, Copa “Maltín Polar”).

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Jorge Hernández Fernández: El baloncesto criollo no para por las circunstancias

El “espectáculo deportivo de Venezuela”, tuvo un cierre decoroso a una campaña para el olvido (tal como arrancó) y y los directivos tendrán la tarea de reflexionar si siguen con el camino actual o reinician con un torneo que fue un show bochornoso.

Todo este lío arranca en octubre del ya lejano 2017 cuando Venezuela pidió a la FIBA una prórroga para iniciar la temporada en diciembre. Llegó el último mes del año y la LPB no había recibido las famosas y benditas divisas, por lo que decidieron comenzar el 24 de febrero. Llegó el día y había equipos sin entrenar, con excepción de Guaros de Lara que venía de ganar la Liga Suramericana y se preparaba para la Liga de las Américas.

Jorge Hernández Fernández: Aún hay detalles que ultimar para la LPB

El presidente de la LPBAlison Chacón, inició una gira de medios sobre la marcha para hacer escuchar el clamor de la liga y pedir al ejecutivo nacional que agilizaran el proceso de adjudicación de divisas para que se pudiera llevar a cabo, con total normalidad, la temporada del baloncesto venezolano y así arrancó todo. Se levantaba el telón de una liga que iba a contar con 16 juegos en la fase regular y que fue tildada por el propio Chacón como una “temporada de emergencia”. Los dólares, luego de un largo camino lleno de reuniones con el gobierno nacional y el ministerio de deporte, se otorgaron, pero ahí era cuando iniciaban los problemas de la liga.

Desde equipos como Gaiteros, jugaron como “local” en casa ajena toda la campaña, Marinos que tuvo un problemón con FIBA por impagos (demandas incluidas), unos Guaiqueríes con más líos fuera que dentro del tabloncillo (que ya eran suficientes para sonar todas las alarmas)… En fin: todo aquel que vele por el crecimiento del baloncesto criollo tiene bastante trabajo si no quiere tropezar dos veces con la misma piedra. Están a tiempo.

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